Carta a mis miedos, lunes

 Es más fácil hacer compromisos con otras personas, es fácil hacer compromisos con fechas con dinero, con deudas, pero es mucho más difícil hacer un compromiso con uno mismo, intentar buscar los miedos intentar hablar con ellos, ponerles un nombre, una estatura, una llamada, un color de piel, una voz y un corazón.

Y si tuviera mis miedos de frente y si fueran personas les diría, que por favor me enseñan lo que me quieren advertir, pero que no me detengan, que me expliquen el camino, que me tomen de la mano, que no me congelen en el corazón, que no me cierren el tiempo.

Les diría que aprendan amarme, que me quieran tanto con ese mismo amor de los sueños y las amistades, les diría que aprendieran a viajar en un bolsillo, pero que no ocuparán toda la maleta.

Si pudiera sacarlos de mí y verlos al frente sentarlos en una silla y saludarlos cordialmente, les diría qué quiero creer que ya aprendí todo lo que tenían por decirme y que ahora quiero que sean algo más, algo mucho más mucho más grande que ellos mismos, que quisiera que dejarán de crear fantasmas de la nada, les diría que no me sigan dando más consejos o qué tal vez se convirtieran en valentía nada más, en recompensa y que todos esos lugares donde llegaré lejos no sean nunca ocupados por una lágrima sino por miles de carcajadas o de silencio en calma  cuando al fin logre todo eso que quiero alcanzar y que si tardó un poco o tardó mucho o quizá llegue a otro lugar sólo me abracen y me esperen con paciencia adonde quiera que pueda estar, que me entiendan que me reconforten con su aliento, que me presten su abrigo y me den un techo pero que no nos acostumbremos nunca a estar bajando todos aquellos escalones que ya habíamos logrado escalar. 

Si los tuviera en frente les diría qué quiero dejarlos de ver por un tiempo o que quizá tan sólo pudieran ser guardaespaldas que estuvieran a lo lejos sólo en un pequeño y prudente pensamiento, pero que nunca vayan al frente que no tapen mi vista ni mi cielo, ni mi sol, ni mi suelo, ni mi horizonte. Les diría que se hagan pequeños de vez en cuando, que no necesito verlos tanto. 

Les diría que me ayuden a derribar unas cuantas murallas, les diría que quiero confiar un poco más en la gente, pero confiar de una manera sana, no sólo confiar en quién derrumbe a las malas todas mis protecciones, quisiera tener una memoria un poco más limpia donde no hayan cruzado por ella tantos malos pensamientos en tan sólo segundos que ni siquiera han pasado. 

Si pudiera enviarles una carta con sólo un párrafo les diría que tengan fe, que tengan calma, que tengan lucidez, que tengan un camino, que confíen sin dejar de construir en el y que confíen también si hay cosas que no dependen de sus propias manos.

Que allá arriba hay un plan que desconocemos pero que siempre podrá estar lleno de un profundo sentido. 

Comentarios

Entradas populares