Toda la vida




Toda la vida escuché que no debía escucharme...

Que esas lágrimas que llegaban a mi no podían seguir corriendo... Que esas marcas ya no debían dejarse ver... Que a nadie más que a mi debían importarle... 

Nunca se me ocurrió hablarle a esa niña que estaba sola, a esa niña que cometió tantos errores, nunca se me ocurrió que debía darle un lugar y cuidarla, nadie me dijo que debía tomarla sin juzgarla... Nadie entendió que ocultarla solo la haría sentir más triste...

Nadie tiene la sabiduría futura y nadie entiende la fuerza que se debe tener para contener el mar en los ojos y seguir navegando por un mundo que a veces se siente un poco ajeno...

Que esa niña no siempre es poesía, que esa niña no siempre es valentía y belleza, que esa niña no es perfecta y buena, que cada día a costado, que cada silencio y cada puerta que abre a alguien guarda en sí la ilusión de un universo en el corazón... 

Quién es visto sin si quiera pensarlo jamás entendería cuánto amor hace falta para seguir labrando el camino con sus propias espadas y cosechando su propio amor... 

¿Porqué no lo supe antes? Porque dejé de amar a esa persona que debía ser acompañada, porque no le di una voz, ¿porqué la abandone como cuándo huía de todo el mundo? todo cuánto quice de alguien en ese entonces no me lo di a mi mismo ahora...

Sus lágrimas al final terminarían hablando, pero si yo las escucho antes entonces no habrá quién nos nos pueda perdonar... Somos todo cuanto debemos guardar, somos la fe y la cura, la felicidad y la locura...

Toda la vida nos dijeron que debíamos solo seguir adelante... Nadie se fijo en quién dejabamos atrás, porque quién abandonamos era justo esa parte de nosotros que más debía ser amada...

Hay solo una melodia que nadie podrá nunca tocar para nosotros... 

Hay un amor en los recuerdos que debemos entender y nunca más dejar a la deriva... 

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