Conjuro para no llorar

Manantiales extintos que nacen cuándo el sol no brilla en la mirada y se desmoronan los cristales en tristes parpadeos, no vuelvan a mi.

Que se vista el pulso cada día con su mejor vestido y que yo siga encontrando las mil maneras de decirle al corazón sin siquiera nombrarlo... Pero que no vuelvan los sollozos que me ahogaban la voz que se germina en el papel.


Que no vuelvan los recuerdos en forma de anclas que me amarran las manos.

Que se rompan las vendas que no dejan respirar la herida, que se esfumen las promesas corroidas por el tiempo.

Que el horizonte no se me llene con lo que me falta.

Que no se pierda el afán de llenar de tinta cada retazo de papel vacío con los respiros del alma.

Que maduren en mis manos los secretos del viento que suelen correr en lágrimas.

Que los ojos entreabiertos puedan seguir habitando a medias luces el despertar y las ilusiones de la fantasía.
Que siga teniendo mi ventura la fe de creer que cada silencio, cada mirada y cada obra son tan solo una escalera al cielo.