At the magic hour

El cielo cercano parecerá irónicamente siempre de otro planeta, de un lugar lejano a las apariencias, lejano del ruido, huérfano de prisas y dolores...
Somos y seremos siempre lo que vemos en el, somos lo que callamos y solo podemos articular con nuestros ojos frente a el.
Hoy justo como el, con su reflejo exacto frente al mar, podría confundir el cielo con la tierra y lo efímero con lo eterno...
Si no fuera por este itinerario que me recuerda por donde se ponen los pasos no sabría exactamente donde se encuentra mi pasado y donde se encuentra quién ahora soy.

Me fui con una ráfaga fría en el pecho y ahora regreso casi sin peso, era más perfecta antes y de eso estoy segura, pero estar impregnada con las gotas de la realidad y de huellas que me quedan en la frente le suma años a la vida larga que mi rostro no le refleja al mundo.
Es la hora mágica y las nubes desordenadas me siguen susurrando las palabras, parecen retazos de oleos en capas tan diferentes que tomar una sería como aburrir las melodías.

No soy yo, no soy una, soy la que amó, soy la que espero, soy la que busco, soy la que jugo, soy la que se rindió, soy la que se hirió, soy la que es libre y soy también la que sonríe tan fácil como la primera vez,.
Soy la que habla de si y luego calla, soy la que se esconde como este sol que deja atrás sus colores en estas palabras.

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