Epifano, entre canciones.

Pasaba despreocupada la noche en medio del café, al calor de los boleros recién nacidos de la voz del cantante, cuando de pronto entro sin prevención el pasado.
Habían pasado varios meses y unos cuantos años de abandono entre nuestros destinos, varios metros separaban nuestras manos, pero entre mis ojos y su presencia no cabía el vacio. En ese instante el cantante anunció la autoría de la próxima canción y yo como quien vaticina la muerte sabia de antemano el regocijo que le causaría al pasado aquella correspondencia con su afecto. Luego lo vi reír y su sonrisa me recordó que poco había cambiado y lo mucho que se había fijado su imagen en mi, pero me recordó también lo claro que se ve el corazón en la distancia…

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