LA DUDA




¿Solo un bien innecesario?

Cuantos gestos, cuantas palabras ilusas y altivas no despiertan la impresión de amor un día cualquiera.
Como conmueven las voces que aceptan su inocencia y miran buscando en el cielo su pequeñez, anhelando la inmensidad de la belleza en alguna verdad absoluta que los purifique. ¿Quién no soñó algún día con tal sapiencia, con tal musa extrema?, pero cuan más difícil es vivir con ella, cuanto más tener la regla de cuestionar las reglas, cuanta disciplina amar de esa manera, pero cuanta pesantes abolir la inmediatez y llegar a nuestro ego mas frágil. ¿Quién no sintió la piedra aguda de la contrición del alma?
Pero que in suceso llega a ser la catarsis del alma cuando se dispone solo del tiempo que se puede tocar al estirar la mano ¿Será que la verdad es solo un bien innecesario, una paquete de oferta que nadie más querrá saber?


Lo que guardo en mis bolsillos

Oyendo música reavivo la calma más onda en mí, un lugar en donde la transparencia de las aguas más puras deja ver mi reflejo, sobre tu rostro de piedra y sal.
Entonces apago la luz para apaciguar la claridad que asusta de tu existencia en mí, pero busco de nuevo la luz para escribir de ti. Porque huyo pero eres ya parte de la tinta en mis letras, estas mezclado en mis dudas con un poquito de mis actos.
Luego llego allí en las noches… donde la ausencia del ruido envuelve todo en un halo de sobriedad, pues recuerdo hasta cuando te recordé.
Al final duermo, y cayendo en un profundo viaje, me veo caminando con la cara al frente o al cielo un poco, con un sol abajo, que rebota en el asfalto, y las manos en los bolsillos. Entonces allí también te encuentro, con claridad se lo que preguntaras al verme así…
Yo solo pienso, porque se que solo habitan en mi los pensamientos, entonces dormida guardo silencio y te veo… pero despierta, empuño el bostezo en mi bolsillo y tan solo me cruzo contigo.
Porque tú no eres el mismo, el tiempo no duerme, yo solo poseo lo que fuiste. Por mas duras que sean las rocas hasta la fricción del viento las alterara, y así como tu lo haces, por mas lento que cambien lo harán.
Para darnos cuenta que aunque tú me des tus manos, ambos ocultamos incluso lo que hoy queremos dar.


Sin salir de casa

Las ventanas juegan con la brisa en pleno júbilo del sol, las puertas están seguras de abrirse, y hay quien afuera espera por vos. Pero no hay gratitud más grande como fijar una cita con la mirada perdida del cuerpo, dormir en la infinitud del propio silencio. Recitar para sí mismo lo aprendido es el quehacer del sabio humilde, estudioso de su propio corazón.
Recoger las esquirlas del dolor es menester para el indulto de nuestros pequeños actos, porque la vida suele correr levantando polvo pero borrando las huellas. La experiencia se diluye, su valor puede irse como se van los años.
¿Que sería del mundo sin la compañía de la ausencia?, ¿Qué sería de la vida sin la quietud?, quizá solo sería el tiempo impugnable. ¿Cómo tendríamos siquiera la idea de Dios si nunca estuviéramos solos?, ¿Qué sería del amor si no extrañáramos la opresión?
Dios mismo sabe cuan indeleble y cuan claro escriben nuestras manos cuando no son llevadas por la prisa. ¿Que sería del mundo sin la compañía de la ausencia? remedios no hallaría la tierra para hacer nacer las ideas, no podría verse la luz sino hubiesen sombras, porque la soledad también desata cavos sueltos.

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