Hudson


Vine a traerle a la orilla unos pensamientos que me ayude a llevar, no quiero ya encontrar el paradero...

Vayan con las olas a un destino que yo desconozca, amén a todo menos a los recuerdos, váyanse fuera de mi, que lo que existió en sus llamas fue demasiado poderoso, solos, almas solitarias unidas por instantes, somos piedras preciosas en el lecho del río, somos lo que calla a gritos la noche oscura...

Y fue el cielo, y fue el abrazo... Y fue el rio, y fue el frío...

¿Cómo se ama en lo impermanente y cómo se deshace todo en la lógica aparente? soy una estrella de todo, Soy una diosa de nada, nada fue un azar, todo fue un camino muy claro desde los primeros reflejos, esa sensibilidad podría correr por países, por kilómetros y por universos... Pero cada quien tiene el suyo por defecto, cada quien recorre su propia realidad... La mía es demasiado eterna... Por eso mismo prefiere marcharse al mundo de los recuerdos que se van y se marchitan hasta volverse cielo y hojas, hasta volverse agua, hasta volverse río, hasta volverse mar de nuevo... Me iré una vez más a ser aurora boreal que nadie nunca ha podido convocar, me iré hasta hasta ser parte de nuevo del silencio... De ese silencio que al mirarte sonreír te dijo todo un universo.

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