Segunda vida a las ilusiones.




Hoy quiero pintar estrellas, hoy quiero darme serenatas de alas y esperanzas, hoy quiero guardar el instante y la locura.

Hay días que se nos pasan sin mirar el cielo pero hoy no debe ser uno de esos, hoy quiero que se haga pequeño el universo y ser protagonista de mi propio camino, muchas cosas pasan y el caos de la mente, del corazón y los anhelos se nos van tergiversando en la memoria, todo pasa de nuevo y todo se repite, hay historias que se dan la vuelta y miedos que tocan de nuevo nuestra puerta pero hoy hay un sabor diferente, hoy nosotros podemos ser la decisión correcta, hoy podemos ser nosotros la ilusión y el amor. 

Me guardo en un lugar bonito del alma las cosas que enaltecen mi espíritu, esos sueños muy lejanos y locos que son a veces tan imposibles como sinceros, los guardo porque son solo míos y los uso, porque uso su latido, ya no cómo una necesidad absurda de realidad que acaba con la bendición del presente, si no cómo un gracias infinito por haber logrado conectar de nuevo los ojos con el alma, las palabras con el corazón y la esperanza con lo eterno. 

Un lugar del alma tan profundo y claro donde solo esté ese pulso de las nubes, esa vibración en el pecho, ese despojó del miedo, esas palabras delatoras que van dejando una estela de emoción sin importar pasado alguno, cómo canciones de amores eternos escuchadas por almas solitarias, te quiero aquí vibración alta del espíritu, te guardo y te abrazo, aquí no perderemos ni una sola gota de sentimiento, vendrá la sonrisa de lo platónico a jugar con nuestra eterna mirada al cielo. 

Porque nadie puede dormir en el universo sin recordar almenos un día sus sueños, sin conmoverse con los suspiros lejanos, porque a veces hace falta recordar que sentimos y aunque se borre en los días lo factible, lo improbable seguirá, sin nombre sin apego sin final... 

Los ojos secos de mirar lo cotidiano necesitaban de vez en cuándo reaprender a encariñarse con la oportunidad, necesitaban hacerse un poco lluvia, un poco cristal, para lavar lo probable y ver de lejos las estrellas que jugamos a alcanzar y que al fin así y sólo así aprendimos de nuevo a encontrar. 

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