Darme tiempo





Más lento, la melodía va más lento, es más cálido el pensamiento, aquí ya no existe el afán.

Y me preguntaba el porqué de la indiferencia y el ceño fruncido en mis viejos días comunes, mientras en su nombre hallaba la respuesta... 

Creo que lo que necesitaba antes no era mucho, pero habría sido suficiente para borrar la mueca que deja el olvido de los actos simbólicos, en una automática existencia. 

Necesitaba tiempo para mí, tiempo para planearme, tiempo para plantarme, tiempo para pensarme...

Una ventana con sol bastaba, inundar de música el cuarto escucharme en un concierto sin vergüenza, cubrirme con una mantita, con una tacita y pies descalzos para sentir más suave el universo. 

Necesitaba esto, necesitaba extender mi mano y abrazar a mi guardián, no sentir frío camino a casa, pensar en el largo camino que me separa. 

Usualmente olvidanos estar presentes en cada verbo y necesitamos abrazar cada acción cómo un acto consciente para sentirnos siempre parte y siempre libres del olvido. 

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