Inadvertido

Un vago camino que no precisa una llegada...
Detener las palabras es romper puentes que se tejen en el cautivo silencio de amar el universo.
Me detengo sin pensar, pensando que debo callar...
Pero mi espíritu es una libertad que intenta apaciguarse con la hoy poco estable realidad...
Mientras el fuego consume los versos que no deben volar.

Me detengo las risas, las caricias y las lágrimas, porque el mundo es un lugar que hoy no se donde termina ni donde podría comenzar.

Me distraigo en las horas que pasan inadvertidas de lo eterno de las novedades y se duerme mi alma en una noble calma, dando gracias por la felicidad que no notamos y que hoy calma la sed inquieta del futuro incierto.

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