Se diluye…

Se hace tenue aquella cálida sonrisa...
Hay lugares a los que solo les pertenece la distancia… la distracción sin promesas ni reflejos, solo les puede ser vivida una inocente pero vana alegría, lejos de la amargura y las melodías.

Solo ocurre que el corazón extraño suele encontrarse sin rincón cuando le falta un impulso para correr, entonces suele refugiarse en su singularidad, tratando de hacerse a un lugar lleno de su acomodada soledad, para no caer en el castigo de perder unos ojos y una sonrisa que solo en la distancia fueron claros, pero que en la temerosa cercanía se perdieron entre los sonidos de su libertad.
Aún somos dos y siempre seremos dos… Son tus ganas que correr, de cambiar de nombre y mis suspiros que te borran o me animan…

Una soy yo… otro es el amor que vive en algún lugar…
Hace falta estar locos para buscarnos… más hace falta haber perdido por completo la razón para que la naturaleza en lugar de perdernos nos separe en esta irrevocable renuncia llamada soledad.

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